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sábado, 26 de enero de 2013

Nos hemos visto en miles de lugares, siempre como una persona mas, nada fuera de lo común.
Hasta ese sábado, mirando fijamente hacia la puerta sin que nadie entre, entré. Te miré fijamente, pero no te recuerdo. Tardo solo una semana para estar en el mismo lugar a la siguiente semana tirando la piedra sin esconder la mano. Nosotros dos, yendo de la mano, el cosquilleo que me agarraba en la panza cuando tomaste mi mano por primera vez. Los dos, buscando enloquecer, de la mano, recorriendo el lugar rápidamente. Frenamos, no decimos nada y de golpe un besos, de esos que no se olvidan nunca, de esos que estan guardados de hace mucho tiempo. Esos besos son los que me da él.

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